sábado, 29 de junio de 2013

El pescador de hombres

San Pedro representa a uno de los discípulos de Jesús más reconocido por todos, teniendo en cuenta que es  el primer Papa de la Iglesia.

 
Simón era uno de los muchos pescadores que se ganaban la vida en aquella época. No se sabe a ciencia cierta como entró dentro del grupo de los apóstoles, pero es bastante probable que entrara con la mediación de su hermano Andrés, pescador como el, y que fue uno de los doce, tras el encarcelamiento de Juan Bautista. En uno de los relatos se nos cuenta que Jesús los llamo cuando estaban pescando y dejando sus redes lo siguieron, aunque en más de una ocasión aparecen los discípulos pescando con el propio Cristo (la pesca milagrosa).


Simón es uno de los grandes discípulos de Cristo y se encuentra presente en dos momentos muy importantes:
  • Aparece en la Transfiguración de Jesús junto a Santiago y Juan.
  • También se encuentra "rezando" con el Señor en el huerto de los olivos, junto a los hijos de Zebedeo  (realmente estaban dormidos).
Simón es uno de los discípulos más despiertos del Señor, pero también cae como en estos dos momentos:
  • Cuando están en la barca, se acerca Jesús caminando por las aguas. Los discípulos tienen miedo pues creen que es un fantasma. Excepto Simón que al oír la voz del Señor diciéndoles "No tengáis miedo" se aproxima a el, pero en un momento de duda y con el viento arreciando, se va hundiendo poco a poco en el mar. Jesús lo sujeta y le reprocha "su falta de Fe".
  • Cuando en la Última Cena le dice a Jesús que ira con el, hasta la muerte, si es preciso. Jesús le predice que "antes de que cante el gallo, tu ya me habrás negado tres veces". Y así fue efectivamente, y según los Evangelios se alejo para llorar amargamente.
Pero Cristo que sabe que como seres humanos que caemos, también levanto a Pedro y el que era tan imperfecto como todos a la respuesta de Jesús: "¿Y quién decís que soy yo?" Simón le contesto: "Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente". 
El Señor le contestó: "Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que atares en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos". De esta forma Jesús le daba a Simón Pedro el bastón para apaciguar sus ovejas. Lo que le había dicho en determinado momento utilizando un símil pesquero: "Yo te haré pescador de hombres".
 
La Negación
 
Una vez muerto Jesús a Pedro se le inundaron los pensamientos de malas ideas: "¿Esto es todo? ¿El Mesías tenía que acabar así?" Cuando María Magdalena les dijo que había visto al Señor, el y el resto no la creyeron hasta que el mismo Jesús se les apareció. En un momento dado, tras encontrárselo, mientras pescaban esta fue la conversación entre Jesús y Pedro (Evangelio de San Juan):

15 Cuando hubieron comido, Jesús dijo a Simón Pedro: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas más que éstos? Le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. El le dijo: Apacienta mis corderos. 16 Volvió a decirle la segunda vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. Le dijo: Pastorea mis ovejas. 17 Le dijo la tercera vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro se entristeció de que le dijese la tercera vez: ¿Me amas? y le respondió: Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te amo. Jesús le dijo: Apacienta mis ovejas. 

De esta forma,  limpiaba su pecado (la negación a Cristo), además de reafirmarse como el pastor que apacentara las ovejas en la Fe de Jesús. En ese momento Pedro siguió una labor itinerante visitando las comunidades que se iban formando en la Fe del Salvador. El día en que recibió el Espíritu de Dios (Pentecostés), Pedro se dirigió a la multitud y dijo entre otras palabras (Hechos de los Apóstoles), aunciandoles la Buena Noticia: El Salvador al que ellos habían dado muerte, clavandole en una cruz, había resucitado.  
Pedro estuvo más de una vez detenido por las autoridades judías debido a predicar las enseñanzas de Jesús. Ahí es probable que conociera a Saulo, que tras su conversión, pasaría, también, a predicar la Fe del Mesías. Más de una vez, Pedro y Pablo tuvieron conflictos en temas que hoy en día nos pueden parecer llamativos, pero que las primeras comunidades cristianas se tomaron muy en serio, como el caso de circunsición.


Cristo le entrega a Pedro las llaves del Reino de los Cielos

La predica de Pablo, los primeros años estuvo más vinculada al pueblo judío (a diferencia de Pablo), pero los últimos años de su vida, paso por diferentes regiones del mundo antiguo, incluida Roma, en la que supuestamente murió crucificado.
A partir de ahí la figura de Pedro esta movida entre la realidad y la ficción. Una de las leyendas más conocidas es esta: en tiempos de Nerón se inició una brutal persecución contra los cristianos a los que acusaban de ser los causantes del incendio de Roma. En Pedro cundio el miedo y varios habitantes le ayudaron a el y a su familia a escapar. Cuando estaba caminado, se encontró con el mismísimo Jesús cargando una cruz. Al verlo, Pedro se postro ante el y le pregunto: "Quo vadis, domine? (¿Adonde vas, Señor?)". El Mesías le respondió: "Ya que mis discípulos me abandonan, iré a Roma a ser crucificado por segunda vez". Probablemente esta leyenda surgiera dentro de las pequeñas comunidades cristianas para hacer ver que aunque voluntad humana sea débil, siempre Jesús sale a nuestro encuentro.

"Quo vadis, Domine?"

Lo que parece ser es que Pedro fue uno de los muchos que fue encarcelado y ajusticiado en tiempo de Nerón. La tradición cuenta que quiso que lo crucificaran cabeza abajo porque "no se consideraba digno de morir como el Señor".

La Crucifixión de Pedro

San Pedro representa el estoicismo de una persona de espíritu débil que, sin embargo, fue elegida para apacentar su rebaño. A mover a la multitud en la Fe de Cristo. 

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