sábado, 15 de junio de 2013

Genios de la Literatura: Miguel de Unamuno

Uno de los más grandes escritores y filósofos contemporáneos de la Historia de España, perteneció, además, a lo que se conoció como la Generación del 98, un grupo de escritores y artistas que vivio el desastre del 98 y pedía para su patria, España, un cambio de las instituciones, así como de la forma de hacer las cosas. Sus escritos, siempre críticos con la sociedad de su tiempo, resulta el legado que nos dejo esta pléyade de artistas.

 
Miguel de Unamuno y Jugo nació en Bilbao. Era el tercer hijo del matrimonio formado por el comerciante Félix de Unamuno Larraza y su sobrina carnal, Salomé Jugo Unamuno. El pequeño Miguel fue testigo al asedio de su ciudad durante la III Guerra Civil Carlista, lo que reflejaría en su primera novela "Paz en la Guerra". 
En Septiembre de 1880 se traslada a la Universidad de Madrid para estudiar Filosofía y Letras. Tres años después, a sus diecinueve años, finaliza sus estudios y realiza el examen de Grado de dicha licenciatura obteniendo la calificación de sobresaliente. Al año siguiente, el 20 de junio, se doctora con una tesis sobre la lengua vasca: "Crítica del problema sobre el origen y prehistoria de la raza vasca". En ella nos habla de su idea sobre el origen de los vascos, contraria al propugnada por el nacionalismo vasco, años depués, teniendo como máximo representante a Sabino Arana, fundador del PNV.  Unamuno siempre sera muy críticos con esas ideas que pretenden dividir a las personas en función de una supuesta raza, inventadas por aquellos que pretenden despersonalizar al individuo.

 
En 1884 comienza a trabajar en un colegio como profesor de latín y psicología, publicado, en esa época, un artículo titulado "Del elemento alienigena en el idioma vasco" y otro costumbrista, "Guernica", aparecidos en el Noticiero de Bilbao, del que fue su colaborador durante varios años.

"Niebla"

En 1888, oposita en Madrid a la cátedra de Psicología, Lógica y Ética vacante en el Instituto de Bilbao y, mientras se encuentra en la capital, la Diputación de Vizcaya convoca una plaza de profesor interino de lengua vascongada en el mismo instituto. Se presenta a esta última junto con Pedro Alberdi, Eustaquio Madina, Sabino Arana y el novelista y folclorista Resurrección María de Azkue, adjudicándose la plaza a éste último.
Durante esa época, polemiza con Arana, que desprecia a Unamuno al que considera vasco, pero españolista y, por lo tanto, traidor a todos los "vizcaínos". 
En 1891, se casa con Concha Lizárraga, su amor de niñez, con la que tendrá nueve hijos. Unamuno consigue por fin una cátedra, la de Griego en la Universidad de Salamanca.Con motivo de estas oposiciones, entabla amistad con el granadino Ángel Ganivet, escritor y diplomatico. Dicha amistad se tornara solida, hasta el suicidio de Gavinet en 1898. 
Durante esos años ingresa en la Agrupación Socialista de Bilbao, abandonandola en 1897. Durante esa época comienza su vida cultural por la ciudad de Salamanca, colaborando en los diarios de la región. De esa época datan novelas que han pasado a la historia de literatura nacional como "Amor y Pedagogia", "Niebla", "La Tía Tula" y "Niebla". Sus obras representan el carácter de Unamunode cara a la vida y la muerte, donde nada es lo que parece, con unos personajes batatidos por las circunstancias y la sociedad que les toco vivir. Pero Unamuno destaco tanto en poesía (su poema dedicado al Cristo de Velázquez es maravilloso) y por su teatro ("La esfinge" o "La Venda" son un ejemplo). 
Pero no todos estaban contentos con don Miguel. En 1914, merced a su pensamiento crítico con el poder, el ministro de Instrucción Pública lo destituye del rectorado por razones políticas, convirtiéndose Unamuno en mártir de la oposición liberal. En 1920 es elegido Decano dela Facultad de Filosofía y Letras por todos sus compañeros. Un gran reconocimiento para todo un ilustrado de esa época. 
Cuando el Capitán General de Barcelona dio un Golpe de Estado apoyado por el Rey, las críticas de Unamuno fueron cruentas, algo que no podían tolerar las autoridades. Unamuno fue condenado a dieciseis años a la cárcel, lo que no se cumplio. Finalmente se le destierra, primero a Fuerteventura, las Islas Canarias, y, tras ser indultado, se destierra de forma voluntaria a Francia, hasta la caida del dictador.

En Fuerteventura

Unamuno recibe un recibimiento apoteosico cuando llega a Salamanca. Fue elegido para las elecciones de 1931, que posteriormente darían paso a la República. Unamuno paso de ser un firme defensor de la II República a desencantarse cada vez más, viendo que el Estado seguía igual, seguía habiendo la misma pobreza en las calles y los asesinatos o encarcelamientos por tener ideas políticas diferentes se volvieron habituales. La República que había nacido con la posibilidad de cambiar el país a mejor, estaba igual o peor que antes. Por ello, crítica la política religiosa, la reforma agraria y hasta a Manuel Azaña.
Cuando comienza la guerra civil, Unamuno, inicialmente, la defiende porque ve en los militares rebeldes una posibilidad de cambio de un país que se encuentra en ruinas. Hasta llega a pedir el apoyo a los rebeldes de los intelectuales europeos con escaso éxito.

 
Sin embargo, el entusiasmo por la sublevación pronto se torna en desengaño, especialmente ante el cariz que toma la represión en Salamanca. En sus bolsillos se amontonan las cartas de mujeres de amigos, conocidos y desconocidos, que le piden que interceda por sus maridos encarcelados, torturados y fusilados. Los sublevados eran iguales que los otros: unos tiranos que buscaban su enriquecimiento personal a costa de la vida de los demás. 
Es famoso el incidente que tuvo con Millán-Astray, fundador de la Legión Española y uno de los militares sublevados. Tras las consignas antidemocráticas de Millán y el saludo en alto de los falangistas, don Miguel, que no pensaba hablar, pronuncio un discurso: 
"Estáis esperando mis palabras. Me conocéis bien, y sabéis que soy incapaz de permanecer en silencio. A veces, quedarse callado equivale a mentir, porque el silencio puede ser interpretado como aquiescencia. Quiero hacer algunos comentarios al discurso -por llamarlo de algún modo- del profesor Maldonado, que se encuentra entre nosotros. Se ha hablado aquí de guerra internacional en defensa de la civilización cristiana; yo mismo lo hice otras veces. Pero no, la nuestra es sólo una guerra incivil. Vencer no es convencer, y hay que convencer, sobre todo, y no puede convencer el odio que no deja lugar para la compasión. Dejaré de lado la ofensa personal que supone su repentina explosión contra vascos y catalanes llamándolos anti-España; pues bien, con la misma razón pueden ellos decir lo mismo. El señor obispo lo quiera o no lo quiera, es catalán, nacido en Barcelona, y aquí está para enseñar la doctrina cristiana que no queréis conocer. Yo mismo, como sabéis, nací en Bilbao y llevo toda mi vida enseñando la lengua española, que no sabéis..."
 Millán exaltado, como era el, y que despreciaba a Unamuno, le dijo:
"¡Cataluña y el País Vasco, el País Vasco y Cataluña, son dos cánceres en el cuerpo de la nación! El fascismo, remedio de España, viene a exterminarlos, cortando en la carne viva y sana como un frío bisturí!"
Se excitó de tal modo hasta el punto que no pudo seguir hablando. Mientras se oían gritos de ¡Viva España! Unamuno, le respondió: 
"Acabo de oír el necrófilo e insensato grito "¡Viva la muerte!". Esto me suena lo mismo que "¡Muera la vida!". Y yo, que he pasado mi vida componiendo paradojas que excitaban la ira de algunos que no las comprendían he de deciros, como experto en la materia, que esta ridícula paradoja me parece repelente. Como ha sido proclamada en homenaje al último orador, entiendo que va dirigida a él, si bien de una forma excesiva y tortuosa, como testimonio de que él mismo es un símbolo de la muerte. El general Millán-Astray es un inválido. No es preciso que digamos esto con un tono más bajo. Es un inválido de guerra. También lo fue Cervantes. Pero los extremos no sirven como norma. Desgraciadamente en España hay actualmente demasiados mutilados. Y, si Dios no nos ayuda, pronto habrá muchísimos más. Me atormenta el pensar que el general Millán-Astray pudiera dictar las normas de la psicología de las masas. Un mutilado que carezca de la grandeza espiritual de Cervantes, que era un hombre, no un superhombre, viril y completo a pesar de sus mutilaciones, un inválido, como he dicho, que no tenga esta superioridad de espíritu es de esperar que encuentre un terrible alivio viendo cómo se multiplican los mutilados a su alrededor. El general Millán Astray desea crear una España nueva, creación negativa sin duda, según su propia imagen. Y por eso quisiera una España mutilada (...)"
Tras gritar Millán muera la intelectualidad traidora, viva la muerte, siguió diciendo: 
"Éste es el templo de la inteligencia, y yo soy su sumo sacerdote! Vosotros estáis profanando su sagrado recinto. Yo siempre he sido, diga lo que diga el proverbio, un profeta en mi propio país. Venceréis, porque tenéis sobrada fuerza bruta. Pero no convenceréis, porque para convencer hay que persuadir. Y para persuadir necesitaréis algo que os falta: razón y derecho en la lucha. Me parece inútil el pediros que penséis en España. He dicho"
Don Miguel, genio y figura. Si no llega a ser por Carmen Polo, esposa de Franco, que intercedió en medio de la trifulca, probablemente Unamuno hubiera muerto abatido por los disparos de esos indeseables.

Saliendo de la Universidad, tras el incidente con Millán

Pero su vida se estaba apagando lentamente y el profesor Unamuno falleció el último día de 1936 oyendo y viendo, horrorizado, como los españoles se mataban unos a otros. 
Moría un genio, un artista de la letras, pero ante todo un español, que lucho por el cambio de su sociedad, la que le toco vivir, hasta el punto de llegar a dolerle su propia patria, a la que el siempre quiso, a la que siempre admiro:
“Me duele España; ¡soy español, español de nacimiento, de educación, de cuerpo, de espíritu de lengua y hasta de profesión y oficio; español sobre todo y ante todo!”
Una gran frase, pronunciada por un gran escritor. Ante todo español, por encima de todo, mi esencia es mi patria: España.
Su vida y obra se pueden consultar en: Miguel de Unamuno - Wikipedia

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