domingo, 27 de octubre de 2013

La justicia no es venganza

Desde hace ya algunos años cuando ese infame Presidente del Gobierno que tuvimos la desgracia de soportar y algunos se sentaron no sólo a negociar con terroristas, sino a ceder, se comenzó a hablar de que las víctimas estorbaban o de que lo único que buscaban era venganza.


Menos mal que siempre, a pesar de los muchos varapalos de la justicia, ninguno, algo resaltable, se ha tomado la justicia por su mano. Precisa,ente porque creían en una justicia que también ha vivido bajo la amenaza del terror y que actuaba supuestamente para proteger a los ciudadanos que tenían que soportar como los asesinos se burlaban de ellos y ejercía el poder de la amenaza y extorsión desde hace muchos años.
Desde algún sector ideológico siempre se hablo de la reinserción por encima de la pena. La reinserción esta bien, pero eso no significa el estar fuera de la ley o no cumplir con la pena impuesta. Fruto de eso es que hasta que el PP cambió la ley para imponer el cumplimiento total de las penas para los terroristas, este país ha vivido bajo una ley del régimen anterior y, por lo tanto, una época en la que al no existir la amenaza terrorista se imponían penas muy blandas. Pero es que desde 1982, que el PSOE llegó al poder siempre se negaron al cumplimiento integro de las penas. Llego la llamada Ley Parot, pero fue un parche, que desgraciadamente ha revocado un Tribunal cuestionable porque prefiere amparar los "derechos humanos" de una asesina, frente a los de sus víctimas. 
Se tuvo tiempo suficiente para cambiar leyes que un partido que estuvo más de diez años en el poder, nunca quiso y sin embargo contrato a un grupo de mercenarios con fondos reservados para acabar con supuestos colaboradores de ETA (Caso GAL).
La gente de bien, que somos muchos, nunca pedirá la pena de muerte porque a diferencia de esos asesinos despreciables, nosotros respetamos la vida de todos, pero si pedimos ecuanimidad tanto a nuestros políticos, encargados del poder ejecutivo, como del judicial. La Ley ante todo debe proteger la vida de todos los seres humanos. Sin Ley lo único que se podría conseguir es que haya personas que, para su propia desgracia, se tomen la justicia por su mano porque tienen la sensación certera de que la justicia verdadera, la impartida en los tribunales, les ha abandonado. 

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