jueves, 19 de diciembre de 2013

Más España; ninguna Autonomía

Lo que esta pasando en Cataluña con ese nacionalismo-independentista exacerbado y el derroche producido por el resto de Comunidades Autónomas no hace más que confirmar que hay que acabar con este derroche que se convirtio el denominado "Cafe para todos", donde cada uno hace lo que le da la gana.


Del fin de las Autonomías depende la subsistencia del país. Un país que para nada pedía Comunidades Autómonas, sino vivir en Paz alejado de aquellos fantasmas del 36. Una gente que quería vivir en paz y que no la detuvieran por pensar lo que pensara. Pero, con el paso del tiempo se paso de una transición hacía la libertad a una serie de contubernios políticos donde sólo importaban Vascongadas y Cataluña porque había que darle todo al nacionalismo, comenzando por una Autonomía y acabando por lo que a ellos les importa, que es el dinero. Nadie en Cantabria, Canarias, Madrid, Andalucia, etc; pedía una Autonomía. Nos metieron a todos en el saco porque había que contentar a los "amigos" nacionalistas para que se callaran, algo que, por cierto, nunca han hecho. 
Ahora, después de tanto tiempo y sabiendo que la Democracia ha conseguido cosas positivas para nuestro país, vemos aún más claro que nunca el problema al que nos enfrentamos. No es sólo al desafio soberanista procedente de algunos catalanes, sino al desconcierto producido por unas Comunidades Autonomas que aplican las leyes educativas, sanitarias y sociales según les de la gana porque ellos llevan dichas políticas por el nefasto acuerdo de darle las competencias. Así vemos como políticos de dudosa capacidad intelectual llevan consejerias como si fuera su particular chiringito, siendo aún mayor la infamia cuanto más tiempo llevan en el poder. Aquí en Canarias tenemos el caso de esa infame ATI, también llamada Coalición Canaria (de Canaria tiene poco), que ha gobernado tanto con PP o PSOE, llevando hasta dos legislaturas sin ser la fuerza más votada. Hay casos como Andalucia (gravisimo), Madrid, Valencia o Vascongadas donde algunos partidos, no todos, llevan casí tantos años en el poder como años de Democracia. De esta forma no sólo se ha fomentado la separación de España por regiones (como unos Reinos de Taifas), sino una minidictadura en la que la oficialidad es la que cuenta. 
España, sigo reiterandolo, tiene que estructurarse de forma central y unitaria, no sólo por el despilfarro o la insensatez de algunos, sino por capacidad de subsistencia.

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