martes, 18 de noviembre de 2014

Clásicos Inmortales: Alemania, Año Cero

Rodada en 1947, dos años después del fin de la Segunda Guerra Mundial, esta obra nos muestra un retrato amargo: el que tuvieron que pasar miles de alemanes debido a las consecuencias que para sus vidas trajo primero el nazismo y después las duras condiciones del racionamiento, cenizas y ruina. 


En el principio se nos habla de la existencia espantosa que tienen que pasar los habitantes de una destruida Alemania, que tras la guerra, acabo literalmente destruida. Edmund Keller (Edmund Moeschke) es un niño que trata de conseguir trabajo cavando tumbas. Sin embargo, cuando descubren que no tiene más de doce años lo echan. Ésto es todo un drama para el joven, puesto que al no tener trabajo, no puede conseguir otra cartilla de racionamiento para su familia, que vive hacinada en una casa junto con otras cuatro familias.


Su familia dispone solo de dos cartillas, con las que deben alimentarse Edmund y su hermana Eva (Ingetraud Hinze), su padre (Ernst Pittschau), que se encuentra postrado en cama, y su hermano Karl (Franz-Otto Krüger), que vive refugiado sin salir a la calle, ya que esta temeroso de que lo envíen a un campo de concentración por haber luchado en el ejército nazi, perdedor de la guerra.

Karl en la prisión del hogar

Eva, su hermana, que pasa las mañanas en la cola con las cartillas de racionamiento, pasa las noches con los soldados aliados donde la invitan a fumar. Sin que ellos la vean, se guarda los cigarrillos que lposteriormente intentará canjear en el mercado negro por dinero o por comida. Por otra parte, Edmund Tratará de conseguir algo de dinero y acepta el encargo del dueño de la casa en que viven para que venda en el mercado negro una báscula. En lugar de los 300 marcos que exigía el dueño, sólo conseguirá por ella dos latas de carne.

Engañado con dos latas de carne

Tras esto, coincide con el señor Enning (Erich Gühne), su antiguo profesor, que tras la guerra, ha depurado por sus ideas nazis. Enning también intenta ganarse la vida como puede. Es por eso que le hace a Edmund un curioso encargo: vender un disco con un discurso de Hitler a unos soldados americanos. Obtiene 200 marcos. Para evitar que lo engañaran, Enning envía junto a él a dos muchachos, Johan y Kristel, de los cuales el primero se gana la vida robando y la segunda se prostituyéndose.

Con su antiguo profesor

Con ellos asaltan un tren cargado de alimentos, pasando la noche con Kristel. El chico tarda en llegar, lo que provoca la angustia de su familia. El padre le acabara dando una bofetada.  También se enfadará el dueño de la casa al ver que en vez de los 300 marcos que esperaba le lleva dos latas de carne. Un ataque de su padre hace que llamen al médico, que consigue que lo internen en un hospital. Al mejorar el enfermo, éste vuelve a casa, por lo que, ante la falta de trabajo, Edmund va a ver al señor Enning, con la intención de pedirle ayuda.


Enning, desengañado de la vida, le dice que todos tienen que morir, y que sí tal cosa ocurriera, dejarían de sufrir por ayudar a un viejo inútil, siendo a veces necesario sacrificar a los débiles, al igual que en la naturaleza los débiles acaban eliminando a los fuertes. De vuelta a casa, su padre se queja continuamente de ser una carga para su familia. Viendo la situación desesperada de la familia y concretamente de su padre, Edmund le prepara entonces a su progenitor un té en el que echa un veneno. 

Su padre toma el te

Karl, harto de esconderse, decide definitivamente entregarse a la policía, encontrándose con que su padre ha muerto. Edmund acude a ver a Enning, al que le dice que, siguiendo sus instrucciones, acabó con la vida de su padre. Enning no sólo rechaza lo dicho, aduciendo que lo interpreto mal, sino que tacha al muchacho de monstruo.


Sin ganas de volver a su casa, Edmund vaga por las calles, para ver, al acercarse a su casa cómo un camión se lleva el cadáver de su padre. Sus hermanos lo llaman para que acuda al entierro, pero no viene. Edmund vaga solo, apesadumbrado, siendo rechazado por otros niños. Finalmente, ante su remordimiento y pena, el niño acaba suicidándose, tras saltar desde lo alto de un edificio.


Ya desde el principio, el propio director nos habla de que la idea del mismo, aunque resulte paradójico, es que los jóvenes alemanes vuelvan a sentir un aprecio por la vida, algo que han perdido, tras la devastadora guerra. Es uno de los films más desgarradadores del neorrealismo italiano (¡Qué ya es decir!). Una historia triste y emotiva que pone de manifiesto, que, a pesar de las ruinas y fracasos, hay que levantarse. Y Rossellini lo consiguió con un efecto visual y trágico primoroso.

Ficha

Dirección
Roberto Rossellini
Producción
Roberto Rossellini
Guión
Roberto Rossellini
Música
Renzo Rossellini
Fotografía
Robert Juillard

Otros datos

País
Italia
Año
1948
Género
Drama
Duración
72’

Protagonistas

Actor
Personaje
Edmund Moeschke
Edmun Keller
Erns Pittschau
El padre
Ingetraud Hinze
Eva Keller
Franz-Otto Krüger
Karl-Heinz Keller
Erich Gühne
El señor Enning

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