martes, 20 de enero de 2015

Cuando Fausto vendió su Alma al diablo

¿Cuántas veces habremos oído hablar de la historia de Fausto? Ya saben: el sabio que vendió su Alma al diablo para obtener el conocimiento ilimitado. Esta historia se nos ha contado de múltiples formas en la literatura. 


Sin embargo, centrare el inicio en que sí dichas historias se basaron o no es un Fausto real. Ésta es una leyenda germana, que nos habla de un hombre conocido como Fauso o Faustífero, del que se dice que murió en 1540 debido a una explosión durante un experimento con sustancias químicas. Se supone que vivió en Colonia, en Leipzig y en otras ciudades. Su nombre pudo ser Georgius Faustus. Philipp Melanchthon, el gran reformador religioso, afirmaba haber conocido a Fausto. Según el propio Melanchthon, el lugar de nacimiento de Fausto había sido un pueblo llamado Kundling, no lejos de Bretten y se decía que Fausto andaba siempre con dos perros que eran demonios.


Tal historia llena de fantasía llegaría a la literatura. La primera versión es de autor anónimo y es conocida como el "Fausto de Spies" o "Volksbuch" (Libro popular en alemán). En él se narra cómo el Doctor Johann Fausten, teólogo y practicante de magia negra, invoca al Diablo para tratar de someterlo a sus órdenes. Por medio de un pacto, Mefostófiles, demonio súbdito del Diablo, accede a obedecer y dar información de todo aquello que intrigue a Fausto durante 24 años, al término de los cuales el Alma de éste será propiedad del Diablo. 
Durante esos años, Fausto oscila entre los excesos mundanos y el arrepentimiento; sin embargo, el Diablo nunca acaba por arrepentirse del todo y al cabo de esos 24 años, Fausto muere de forma violenta, entrando en el tan temido infierno. A partir de ahí nacerían obras más o menos basadas en tal historia. La primera, la de Spies, siempre tenía un tono moralizador, acerca del bien y del mal, pero, sin embargo, las obras más conocidas serían las de Marlowe y las de Goethe.
El de Marlowe es esencialmente parecido al de Spies, pero a su protagonista lo retrata desde un punto de vista humanista y renacentista, poniendo de relieve su personalidad, así como sus preocupaciones y miedos. El de Goethe va mucho más allá. Fausto es un hombre sabio insatisfecho por la limitación de su conocimiento e incapaz de alcanzar la felicidad. En medio de sus pesares, se le aparece Mefistófeles para ofrecerle los placeres de la vida y realiza con él un pacto en el que accede a venderle al diablo su Alma a cambio de juventud hasta que muera. Juntos recorrerán un largo camino en el que otros padecerán la falta de responsabilidad del personaje principal y que culminará con la muerte de Fausto a una avanzada edad. 

Fausto y el diablo esperan a Margarita

Algunos de sus temas fundamentales, que no se habían tratado hasta ese momento, son la juventud eterna, la libertad, la salvación a través del eterno femenino (representado a través de Margarita al final de la obra), las relaciones entre el bien y el mal, la moral o los límites asociados a la naturaleza humana. El Fausto de Goethe es el más popular de las versiones realizadas sobre la leyenda faustíca y se llevó a la ópera. Hasta el séptimo arte en sus inicios se atrevió a adaptar esta historia. Sería el gran Murnau el que llevaría a efecto tal cosa con el título de "Fausto: una Leyenda Popular Gérmana" y que se basaba principalmente en la historia de Goethe. Para ella contó con  Gösta Ekman como Fausto, Emil Jannings como Mefistófeles y Camilla Horn como Gretchen/Marguerite.

El Fausto de Murnau

Esta es una de las historias más atrayentes de la literatura y aún hoy tiene muchos adeptos. Puede que su efecto moralizando, así como la posibilidad real de que pudiera existir un Fausto real, hace de esta obra una de las más reconocidas a nivel mundial. 

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