domingo, 8 de febrero de 2015

Clásicos Inmortales: Vive como Quieras

Frank Capra vivía sus mejores momentos como cineasta. Obras como "Horizontes Lejanos" o "Sucedió una Noche" habían cimentado su leyenda. Practicamente cada año se embarcaba en un proyecto. Así en 1938 se atrevió con "Vive como Quieras" una de esas pequeñas obras muy propias de Capra que nos dicen mucho más que lo que realmente pensamos que dice. 


El exitoso banquero acertado Anthony P. Kirby (Eduard Arnold) acaba de volver de Washington, donde le han concedido un monopolio de municiones sancionado por gobierno, que lo hará aún más rico. Es por eso que tiene la intención de comprar en grandes cantidades unos 12 bloques alrededor de la fábrica de un competidor, pero hay una casa que es un resistente a dicha venta. Kirby instruye a su agente de bolsa inmobiliario, John Blakely (Clarence Wilson), a ofrecer una enorme suma para la casa, y si tal oferta no es aceptada, causar serios problemas a la familia, llegándose a utilizar a la policía, sí es necesario.
 
Kirby consigue todo lo que quiere

Sin embargo, hay algo con lo que no contaba el señor Kirby y es que su hijo Tony esta enamorado de una mecanografa de su empresa, Alice Sycamore, que a su vez es miembro de la familia, que no quiere vender. Tony, por otra parte, es vicepresidente de la empresa familiar, aunque, como él mismo le dice a su padre, no tiene olfato por los negocios. Tony propone matrimonio a la joven y es por ello que deciden celebrarlo, saliendo esa noche. 


No contaban con que la familia de Alice viva en función de la filosofía del vive como quieras en el que cada miembro trabaja en lo que le gusta, algo que hace que dicha familia pueda resultar ciertamente anárquica. El cabeza de familia es el abuelo de Alice, el Vanderhof (Lionel Barrymore), un hombre que es respetado no solo por su familia, sino por todo el vecindario dado su carácter amable y bienhechor. 
Entre medias un inspector de hacienda viene a decirle al señor Vanderhof, que no ha pagado debidamente sus impuestos a lo que él, tomándole el pelo, le dice que no cree en los impuestos y que no los pagara a no ser que le den algo tangible. La realidad es que Vanderhof no debe absolutamente nada al Gobierno, ya que es una maniobra de Kirby para que abandonen el hogar. 

"No creo en los impuestos"

Para formalizar la relación decidiran que el señor y la señora Kirby, que no aprueban la relación, vayan a la casa de la familia de Alice. Ella tiene miedo de que algo salga mal debido a la excentricidad de su familia y a su bajo estatus social. 

 
 
Todo sale mal debido a que los kirby son demasiado estirados, sino que irrumpe la policía, acusándolos a todos de anarquistas, algo a lo que contribuye aún más el hecho de que tengan cohetes en el sótano debido a que el padre de Alice es pirotécnico. 
El señor Kirby sigue mostrándose altivo aún en la cárcel, alegando que tomara medidas cuando salga. Mientras el abuelo se dedica a ambientar la prisión a ritmo de su armónica. Kirby esta cada vez más enfurecido, criticando a su hijo por buscarse una joven, que según la señora Kirby, sólo busca prosperar socialmente. 

 
El negocio de los Kirby puede no prosperar, sí se enteran los periódicos. Es evidente que este encierro ha sido orquestado por los subalternos de Kirby y éste se acaba enterando que la familia que se niega vender su casa, es la misma con la que lo han encerrado. Ha caído en su propia trampa, algo que enfurece a Kirby, que se considera muy superior a todos aquellos que están entre rejas, diciendo que son chusma. Sin embargo, será el propio abuelo Vanderhof el que da una lección a Kirby, diciendole que hay cosas más importantes que el dinero y prosperar. Tendrá mucho dinero, pero no tiene ni un sólo amigo sincero en el mundo. Ni todo su poder puede hacer que deje de ser un fracasado como hombre, ser humano y como padre.

Música en la cárcel

Ésto lleva a Kirby a replantearse muchas cosas. En medio de todo, se les impone una fianza a ambas familias. Los Kirby pagan sin dificultad y la familia Sycamore consigue pagarla gracias a todos los amigos, que los apoyan, entre los que se encuentra el propio juez, al que le agrada la forma de ser del abuelo. Sin embargo, ésto dejara secuelas en la relación entre Tony y Alice, que acabaran rompiendo, algo de lo se hacen eco los diarios sensacionalistas. 


Alice decide irse, sin dar a conocer su paradero. El abuelo decide vender, lo que significara la construcción de la fabrica y muchas familias en la calle. Kirby durante ese tiempo se acaba dando cuenta que el abuelo, aún siendo duro, tiene toda la razón: no tiene ningún amigo, algo que se hace patente, tras la muerte de su principal competidor, Ramsey (H. B. Warner). Tony decide irse de la empresa de su padre, puesto que no es lo que le gusta y quiere vivir su propia vida. El propio Tony decide ir a casa de los Sycamore cuando estan llevandose toda sus posesiones de la casa, encontrandose con Alice a la que dice que esta dispuesto a dejarlo todo por ella y seguir su propio camino. Kirby, no sólo se da cuenta de todo, sino que actua. El negocio por el que tanto luchaba, no se hara. 


Como prueba de su buena fe decide ir a casa de los Sycamore. Ambos para olvidar sus problemas deciden tocar la armónica a dúo, algo que hace que todos comiencen a bailar. El señor Kirby ahora tiene en unos amigos en aquellos a los que antes había despreciado. Unos amigos para toda la vida. Todo termina en una cena, que no hace más que confirmar la unión de ambas familias, algo que tiene como base el compromiso entre Tony y Alice.


Esta película cortesía de Capra es una de las más maravillosas y símbolicas de toda su filmografía y es que de qué sirve el tener mucho poder sí no se tiene amigos. La familia Sycamore vive como quiere y eso la hace feliz a diferencia de Tony, que es vicepresidente sin quererlo por ser simplemente el hijo del jefe. A diferencia de muchas obras de Capra, en ésta el rico tiene capacidad de redención y pasa de ser un rico avaro a ser una persona que se da cuenta de que las cosas más importantes no siempre vienen del dinero y del mucho poder. Una obra maravillosa, canto a la sencillez por encima de la riqueza corrupta, que tiene a un gran Lionel Barrymore en una de sus más recordadas actuaciones.

Ficha

Dirección
Frank Capra
Producción
Frank Capra
Guión
Robert Riskin
Obra: George Kaufman y Moss Hart
Música
Dimitri Tiomkin
Fotografía
Joseph Walker
 
Otros datos

País
Estados Unidos
Año
1938
Género
Comedia
Duración
126’
 
Protagonistas

Actor
Personaje
Jean Arthur
Alice Sycamore
Lionel Barrymore
Abuelo Martin Vanderhof
James Stewart
Tony Kirby
Edward Arnold
Anthony P. Kirby
Mischa Auer
Boris Kolenkhov
Ann Miller
Essie Carmichael
Spring Byington
Penny Sycamore
Samuel S. Hinds
Paul Sycamore
Donald Meek
Poppins
H. B. Warne
Ramsey
Halliwell Hobbes
DePinna
Mary Forbes
Señora Kirby
Harry Davenport
Juez de Guardia
 
Premios

Categoría
Persona
Oscar a la Mejor Película
-
Oscar al Mejor Director
Frank Capra


El valor de tener amigos frente al poder

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