viernes, 29 de mayo de 2015

Heysel fue un infierno

El día 29 de Mayo de 1985 tenía lugar el partido de fútbol más importante del año en el viejo continente. Era la final de la Copa de Europa de Clubes y en ella se enfrentaban el Liverpool y la Juventus de Turin. El equipo inglés venía como vigente campeón, mientras el equipo italiano quería proclamarse campeón por primera vez. 
 

Sin embargo, el partido quedaría en segundo plano cuando ocurrió la tragedia. Una hora antes del inicio del encuentro, hubo una avalancha de aficionados, derivada de los enfrenamientos entre aficiones, que hizo que unos cayeran sobre otros provocando un aplastamiento. Cientos de aficionados de la Juventus quedaron aprisionados contra las vallas, que eran fijas y no tenían salidas de emergencia, bajo la presión de miles de aficionados.

 
La situación duró muchos minutos a la espera de la llegada de especialistas que pudieran sacar las vallas que aprisionaban a los aficionados. Hubieron cientos de casos de asfixia, aplastamiento y crisis de ansiedad. Algunos aficionados pudieron ser evacuados al terreno de juego por otros aficionados y por las fuerzas de seguridad, recibiendo los primeros auxilios de otros aficionados debido a que las ambulancias tardaron en venir.

Muerte por todas partes

Finalmente, éstas llegaron a entrar al mismo terreno de juego y empezaron a evacuar a cientos de heridos, pero el daño estaba hecho: hubo hasta 39 heridos. La mayoría fallecieron por asfixia y aplastamiento. Muchos cadáveres serían depositados en un espacio anexo al mismo terreno de juego, visibles desde otras zonas del estadio. Ese día, Heysel fue una vergüenza dentro del fútbol, algo que vio todo el mundo, ya que muchas televisiones estaban emitiendo. Heysel fue una masacre.


El partido, que debería haberse suspendido, se disputó, demostrando lo poco que le importaba a la UEFA las muertes acaecidas unos minutos antes. Sin embargo, aunque se demostró que había más aficionados que aforo permitido, la culpa recayó en los aficionados y equipos ingleses.


En cuanto a los clubes ingleses, la UEFA sancionó a los clubes ingleses sin poder disputar competiciones europeas durante cinco años (en el caso del Liverpool fueron diez), y les obligó a tomar severas medidas para frenar la violencia de sus aficionados radicales, teniendose en cuenta que hacía tiempo que se los aficionados anglosajones estaban haciendo el bestia por estadios de toda Europa. Precisamente, esto llevó a una estigmatización del aficionado inglés, que aún continua, con razón en algunos casos, generalizandose la denominación de "hooligans" (gamberros) a todos los "supporters" (aficionados). Muchos futbolistas ingleses y no ingleses se fueron de la liga inglesa para poder disputar competiciones europeas.


También desde la FIFA se inentó lavar la imagen del fútbol, haciendo referencia al "Fair Play" y con determinadas medidas en seguridad. Sin embargo, una de las cosas más lamentables que sucedieron antes de ese partido, en medio del infierno que supuso la avalancha, fue que se disputara un partido de fútbol, que más que una fiesta se convirtió en un martirio, viendo muchos futbolistas la masacre acaecida a muchos de sus compatriotas. Ese día fue una tragedia para el mundo del fútbol. Una tragedia que ha pasado tristemente a la historia como el día más negro del fútbol.

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