martes, 26 de mayo de 2015

Maestro Calderón

Tengo que decirles que uno de los literatos a los que más admiro es a Calderón de la Barca. Muchos siempre se acuerdan de Lope, Cervantes o Quevedo (grandes sin lugar a dudas), pero he de reconocer que mi predilección por Calderón va más allá de toda lógica. 


Hablar de sus Autos Sacramentales, de sus dramas o comedias es mencionar a una parte muy importante dentro de la literatura del Siglo de Oro Español. Un hombre que alcanzó lo divino dentro del mundo de las letras con un humanismo, que le ha hecho llegar a la inmortalidad. 

 
 
Un hombre que nos dejó una parte antológica dentro del teatro español, que justifican el que podamos decir que Calderón esta más vivo que nunca. Así termina el monologo de Segismundo, mostrándonos el motivo de su pesar que es la cárcel, lamentandose de haber "soñado" que estaba en Libertad:
"Es verdad. Pues reprimamos
esta fiera condicion,
esta furia, esta ambicion,
por si alguna ve soñamos:
Y sí haremos, pues estamos
en mundo tan singular,
que el vivir sólo es soñar;
y la experiencia me enseña
que el hombre que vive, sueña
lo que es, hasta dispertar.
Sueña el Rey que es rey

Sueña el rey que es rey, y vive
con este engaño mandando,
disponiendo y gobernando;
y este aplauso, que recibe
prestado, en el viento escribe,
y en cenizas le convierte
la muerte, ¡desdicha fuerte!
¿Que hay quien intente reinar,
viendo que ha de despertar
en el sueño de la muerte?

Sueña el rico en su riqueza,
que más cuidados le ofrece;
sueña el pobre que padece
su miseria y su pobreza;
sueña el que á medrar empieza,
sueña el que afana y pretende,
sueña el que agravia y ofende,
y en el mundo, en conclusión,
todos sueñan lo que son,
aunque ninguno lo entiende.

Yo sueño que estoy aquí
destas prisiones cargado,
y soñé que en otro estado
más lisonjero me ví.
¿Qué es la vida? Un frenesí.
¿Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño:
que toda la vida es sueño,
y los sueños, sueños son"
La vida es sueño, es verdad, pero no lo fue así la obra teatral de un Calderón que nos dejo para su gloria la belleza de sus obras. Un hombre que consideraba que lo de este mundo era nada en comparación con el Honor al que asocia al mismo Dios. 


Sí el monologo de Segismundo era magnifico en cuanto a su desprecio de lo material y del afanamiento del miserable al que con la muerte se le acaba el poder (por eso de nada sirve amasar un tesoro en la Tierra sí se va a perder con "el sueño de la muerte"), esta parte de "El Alcalde de Zalamea" justifica que podamos decir que la obra calderoniana es sinónimo de desapego hacía lo humano y aproximación a lo divino. 
"...al Rey, la hacienda y la vida
se ha de dar; pero el Honor
es patrimonio del Alma,
y el Alma sólo es de Dios"

No hay comentarios:

Publicar un comentario