sábado, 6 de junio de 2015

Sangre, muerte y gloria en Breda

A pesar de que la España de Felipe IV no era la de sus antecesores Carlos I y Felipe II, España tenía uno de los ejércitos mejor preparados de la vieja Europa con unos Tercios, que eran tanto odiados como temidos por sus más acérrimos enemigos.


Y tendría tiempo para seguir demostrandolo con el sitio de Breda. Este suceso se enmarca dentro de la guerra de los 30 años (inicialmente guerras entre el catolicismo y el protestantismo) y la guerra de los 80 años en la que las provincias de los Países Bajos se sublevaron contra su dueño y soberano, el Rey de España.
La idea de sitiar una ciudad amurallada como Breda surgió para cortar de raíz los suministros que les llegaban a los rebeldes procedentes de allí. El bloqueo era la clave del desabastecimiento.
Era el 28 de Agosto de 1624 cuando Ambrosio Spinola decidió sitiar Breda, a pesar de no contar con el apoyo de Felipe IV. Con el objetivo de desabastecerla, los hispanos cavaron trincheras, Barricadas y túneles. El desgaste causó mella durable 11 meses hasta que llegaron ingleses y daneses en auxilio de los sitiados. 

Ambrosio Spínola

Los combates fueron duros, pero la fuerza de 300 infantes ligeros, 158 piqueros y 65 ballesteros provenientes de Bolduque, una ciudad cercana, como refuerzo acabo primero con daneses y después con ingleses a los que masacraron en medio de la sangre, el sudor y la muerte. 
El asedio final dejó miles de muertos y mutilados. Justino de Nassau, Gobernador de la ciudad, decidió rendirse el 6 de Junio de 1625. El hecho de la rendición quedó reflejado en el famoso cuadro de Velázquez "La Rendición de Breda" conocido también como "El Cuadro de las Lanzas". 


Este importante hecho, llevó a España a intentar recuperar el tiempo perdido, alcanzando la reputación de antaño. Sin embargo, la historia sería muy diferente y, tras la guerra de los 80 años, España perdía los Países Bajos. La decadencia, a partir de ese momento, fue imparable.

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