domingo, 11 de octubre de 2015

El paraguayo de oro

Imaginense sí fue grande el futbolista del que les voy a hablar de el gran Di Stéfano llegó a decir que había sido el mejor de la historia por en encima de el mismo y de Pelé. Y es que decir Arsenio Erico era hablar de fútbol, de muy buen fútbol y sobre todo de mucho gol. 


Aunque nacido en Paraguay, la carrera de Erico estuvo vinculada al fútbol argentino... por una triste casualidad. En 1932 estalló la denominada Guerra del Chaco entre su país y Bolivia. Erico no pudo alistarse y es por eso que se conformo con acompañar una gira en una selección de la Cruz Roja con fines de recolección de fondos. Allí deslumbró con su capacidad para irse de los adversarios y de anotar; Erico era en esencia un goleador. Fruto de esto, ficho por Independiente donde haría carrera. 


Erico era un jugador al que se le escapaban los goles de los pies; un hombre que marcaba más de 40 goles al año, promediando más de un gol por partido. El Independiente de aquellos años con Erico en la delantera junto a grandes como José Vilariño, Vicente de la Mata, Antonio Sastre y Juan José Zorrilla. Que a Erico lo llamaran "el saltarín rojo" no era casualidad, puesto que era un gran rematador de cabeza. 

Remate a gol

Una anécdota que se cuenta en torno a Erico es que en 1938, alcanzó la cifra de 43 goles cuando le restaban dos partidos al campeonato. El delantero paraguayo podría haber superado con creces esa cantidad, pero rehusó hacer más goles debido a que tenía la intención de adjudicarse un premio en efectivo instituido por una marca de cigarrillos de la época llamada Cigarrillos 43 para quien realizara ese mismo número de anotaciones (43). Lo curioso es que cada vez que tenía una oportunidad clarisima para marcar un tanto, se la cedía a algún compañero.


La gran capacidad de golear de Erico llevó a la solicitud por parte e la Federación de Fútbol de Argentina a para que se nacionalizace argentino y pudiera jugar el Mundial de 1938, que se iba a jugar en Francia. Erico dijo que no porque antes que nada se sentía paraguayo. Eso no sólo no enfado a los argentinos, sino que en todos y cada uno de los estadios argentinos, Erico era aplaudido a rabiar, reconociendo que su No, aunque hacía su propia Selección Nacional, había sido un acto de patriotismo. 

Idolo de masas

Erico jugaría un año en Paraguay, tras desavenencias con los directivos de Independiente, haciendo que Nacional fuera campeón. Tras ese paréntesis, volvería a Independiente, ya que, a pesar de sus broncas con la directiva, se sabía que eternos rivales como San Lorenzo de Almagro o River Plate estaban al acecho. 
Erico se retiró en 1949, siendo el futbolista más goleador de la historia del fútbol argentino. Dada la época que le tocó vivir, no sabemos exactamente el número de sus goles, aunque se estima que anotó 295 goles, llegando a marcar hasta 47 goles en una sola temporada. 


Muchos buenos y grandes goleadores vinieron después de Erico, es ley de vida, sin embargo, nunca hubo un hombre nacido fuera que representara lo que aquel paraguayo de oro representó al fútbol argentino. Un hombre tan impresionante que hasta el mencionado Di Stéfano (el cual vio muchos de sus partidos, a pesar de formar parte de River Plate) le mandó una nota en la que le escribió: "Yo sólo he sido un pequeño imitador tuyo". 

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