viernes, 23 de octubre de 2015

El vuelo de Marco van Basten

Fue en gol imposible; Holanda iba ganando por la mínima a la Unión Soviética en la final de la Eurocopa de 1988. Aunque los holandeses dominaban en el juego, el partido estaba muy abierto... hasta que intervino él. Un balón colgado (no precisamente bueno) era rematado de una volea imposible por van Basten. Ese gol certificaba la victoria en la final en lo que es hasta la fecha el único título de los holandeses. Marco van Basten entraba en la historia de su Selección Nacional; el hombre-gol. 


Para ser sinceros, Marco van Basten ya era toda una figura del fútbol holandés. Salido de la cantera del Ajax (¿Cómo no?), se convirtió en el hombre-gol del equipo de Ámsterdam, destacando a pesar de su altura, por tener un gran manejo del balón y rematar todo lo que le llegara. Allí haría carrera, consiguiendo varios títulos, pero el salto a otro nivel lo daría cuando se convirtió en el delantero del poderoso Milán de Arrigo Sacchi. 

Todos contra Marco

El Milán hubiera sido muy diferente sin van Basten que desde su llegada comenzó a deslumbrar a base de goles. 3 Balones de Oro en su palmares internacional, en una época en la que consiguió la ansiada Copa de Europa, aparte de títulos de Ligas y Supercopas, con un equipo ultraofensivo que demostró que se podía ser italiano y jugar al ataque. 


El hecho de que ganara la Eurocopa de 1988, con ese golazo en la final, significo su entrada en el Olimpo de los futbolistas holandeses junto a Cruyff y su compañero de Equipo, Gullit. Van Basten era el delantero perfecto; aquel hombre que todo el mundo querría tener en su equipo y al que todos los extremos quisieran tener como rematador a sus pases.

Con uno de sus tres Balones de Oro

Sin embargo, hubo algo que pudo con él y fueron las lesiones. Su último partido oficial sería muy triste en todos los aspectos. El Milán perdió la final de la Copa de Europa contra el Olimpique de Marsella por 1-0 y una lesión que venía arrastrando durante toda la temporada (en el tobillo), lo obligo a retirarse. Era el año 1993. Sólo tenía 29 años y no se retiraría oficialmente hasta 1995 cuando vio que era imposible retomar una carrera tan gloriosa como la suya, pero en la que las lesiones habían sido su punto débil. 


A pesar de este final, van Basten era mucho más grande que todo eso. Delanteros holandeses y de otros países siempre han visto a Marco como una especie de referencia... y nunca mejor dicho, puesto que si ha hubo una referencia durante gran parte de la historia del fútbol, ese fue Marco van Basten.

¡Golazo!


Goleador empedernido (Top 10)

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