martes, 1 de marzo de 2016

Víctimas y verdugos

Convendría señalar para los jovenes y los que no son tan jovenes que en España ha habido un atroz terrorismo, que desgraciadamente muchos extremistas de izquierdas y nacionalistas defienden o avalan para que éstos se encuentren en las instituciones democráticas por el simple hecho de que no asesinan y merecen defender sus ideas, dandoseles la consideración de "presos políticos". El perdón es una honrosa acción cristiana, pero la sociedad en su conjunto no puede, ni debe permitir que los asesinatos de unos miserables queden impunen y más teniendo en cuenta la falta de arrepentimiento de los verdugos, los cuales se sienten orgullosos de sus deleznables actos. El que hayan jovenes que no vivieran los años de plomo del terrorismo no quiere decir que los crímenes cometidos hace 20 ó 30 años deban esconderse o hacer tabula rasa como sí estos no hubieran existido. Y tuvieron lugar... comenzando durante el régimen franquista.


La creación de ETA se enmarca dentró de un contexto en el que España acababa de salir de la terrible autarquía, teniendo lugar la formación de este grupo asesino para presionar a un PNV en el exilio y exigir el pliege del Estado (entonces una dictadura) a las exigencias de un grupo de encapuchados vascos (muchos hijos de vencedores de la guerra, por cierto), que iban más allá de las ideas racistas de Sabino Arana, ya que su ideario era de corte marxista-leninista y su único objetivo era la idependencia de las Vascongadas (ni "País" Vasco, ni otros términos inventados) bajo una dictadura de extrema-izquierda. 
Cabe decir que ETA, a pesar de haber realizado algún que otro acto críminal durante esos primeros años, ganó gran consideración internacional con el asesinato de Carrero Blanco, Presidente del Gobierno de España en 1973, volando el coche y logrando de forma involuntaria que las esperanzas de los franquistas por el que la dictadura sobreviviera a Franco saltaran por los aires.


Los años de plomo serían finales de los 70 y toda la década de los 80 donde unos miserables asesinos mataban diariamente a personas civiles o miembros de la benemerita con el tristemente famoso y cobarde tiro en la nuca o volando edificios o construcciones como el terrible y nauseabundo atentado de Hipercor donde se llevaron por delante todo lo que encontraron, ya fueras adultos o niños.


Por otra parte, políticos y periodistas, tanto vascos como del resto de España, tuvieron que llevar escolta durante años por las amenazas de los terroristas, así como los empresarios que se negaban a pagar el denominado como impuesto revolucionario. La acción más lamentable del Gobierno socialista de Felipe González fue intentar acabar con el fuego con más fuego, practicando el terrorismo de Estado (los GAL), algo que ya se había hecho en la dictadura, aunque cabe resaltar que muchas de las actuaciones llevadas a cabo por miembros de la policia o el Gobierno fueron penosas no sólo porque mataran o secuestraran a personas, sino que algunos no tenían que ver ni con ETA, ni su entorno como fue el caso del secuestro de Segundo Marey. 
Después estuvo la vertiente negociadora con unos asesinos con los que no se podía hablar ni pactar y que tanto González como Aznar intentaron, aunque la étapa zapateril fue de largo la más deleznable y miserable llevada a cabo por un Gobierno, llegando a influir abiertamente en las decisiones de los tribunales para que fueran un poco benevolos con los asesinos, permitiendo que se crearan marcas blancas para que éstos concurrieran a las elecciones.


Sin embargo, en los 90, algo empezó a cambiar. Es verdad que ETA comenzó a asesinar menos, pero por causas que no sólo tenía que ver con ellos, sino con los democratas y aquellos que defendían la Libertad por encima de todo. Francia, donde los terroristas se entrenaban con una placidez pasmosa (como si fuera su propio santuario) gracias a Presidentes infames como Giscard d'Estaing comenzó a colaborar con la Guardia Civil y la policia española con detenidos y extradiciones. Por otro lado, las victimas por fin fueron reconocidas como tal y no sólo se reunieron por asociaciones, sino que fueron reconocidas y homenajeadas como el símbolo del dolor provocado por los asesinos. 

Asesinado por la espalda

Por último, hubieron dos acciones de ETA que llevaron al pueblo español a decir ¡Basta!. Una fue el secuestro del funcionario de prisiones Ortega Lara, el cual fue rescatado después de mucho tiempo en unas condiciones infrahumanas como si pretendieran dejarlo morir de hambre. Otra fue el secuestro y asesinato de Miguel Ángel Blanco, Concejal de Ermua. Yo, que ya tenía conciencia y que veía anodadado la maldad humana, recuerdo como millones de personas, fueran de la ideología que fueran, se unieron en manifestaciones antes y después del asesinato de aquel Concejal de Ermua. Nacía lo que fue denominado el Espiritu de Ermua, el cual fue algo más que un simple momento; sígníficó la lucha y el levantamiento de todo un pueblo, el español, contra unos miserables pistoleros. 


Hoy en día, algunos por ignorancia y otros por coincidencia ideologíca con esos asesinos pretenden justificar, minusvalorar o quitar hierro a lo que fue una época trágica en la historia de España. No; no podemos dejar que haya personajes que salgan impunes y que, para colmo se sientan orgullosos y se les ponga la etiqueta de "presos políticos". Tampoco podemos hablar de conflictos y de reconciliación, puesto que ni estuvimos en guerra y que en este país unos disparaban, mientras otros ponían la nuca o todo su cuerpo para que éste saltara por los aires. Muchos padecieron aquellos terribles años (y algunos con secuelas psicologicas importantes) para que unos miserables intenten igualar a las verdugos con las victimas. Y aquellos que dicen que los Otegui y demás carroña humana tienen un apoyo importante y que por eso merecen estar en las instituciones democráticas, sólo les dire una frase pronunciada por Charles Dickens y que podría ser aplicada tanto al terrorismo etarra como a la Alemania nazi (dedicado especialmente a cierto Fiscal que hablaba de cosas como "Guantamano electoral"): "El número de malhechores no autoriza el crimen". 

Atentado de Hipercor


El Espíritu de Ermua 


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