lunes, 8 de agosto de 2016

El fiel Job

Job (el Santo Job para los católicos) es algo más que un personaje de la Biblia. Es todo un problema. Job era un hombre que poseía hacienda, casa e hijos, destacando por ser un hombre muy piadoso, que se fiaba de Dios. Es entonces cuando aparece Satán. Satán o Satanás le propone algo a Dios que éste acaba aceptando. Ese trato es durisimo: Ese hombre, Job, si cree en ti no es porque realmente te ame, sino porque no ha padecido una auténtica desgracia en su vida. Este hombre es bueno porque tiene todas esas cosas, pero... ¿Si se las quitas?


Ahí es donde surge el problema: Satán acecha a Job, causando múltiples desgracias con la aquiescencia de Yahvé que quiere probar su Fe. Con la condición de que no mate al propio Job, el diablo le provoca enfermedades como la sarna, el ataque de caldeos y sabeos a sus criados, la muerte de su ganado, la pobreza extrema, el repudio de su mujer e incluso la muerte de sus hijos. 

El diablo cubre de pústulas a Job

El problema es complicadisimo no sólo para el judío, sino para cierta mentalidad derivada de ellos y que los cristianos en cierta medida heredamos: Para los judíos todo el Bien y todo el Mal proviene de Dios, porque Él ha creado todo (Esto ha pasado así, bueno o malo para nosotros, porque Dios ha querido). Dios igualmente es justo y observa una moralidad absoluta. Dios sabe en todo momento lo que quiere y lo que es bueno para nosotros, aunque nosotros desconozcamos o no entendamos su forma de proceder ("Los caminos de Dios son inescrutables") ¿Cómo es posible que Dios someta a Job a la injusticia que se narra en el libro del mismo nombre?
Satán, ya lo dije, no deja de ser un mero enviado que quiere demostrar a Dios la supuesta hipocresia de aquel que es justo porque tiene absolutamente todo y que cree que todo le va bien porque Dios esta con él, pero ¿Si todo le empieza a ir mal? ¿Recurrira a Dios aún cuando todos lo abandonan? ¿Sus costras son culpa de pecados anteriores tal y como les dicen sus amigos? No; claro que no. 

Job y sus amigos

Job se enfada y se defiende, pues él sabe que eso es un infundio y rechaza haber pecado. Cuando aparece un cuarto amigo que le explica que el sufrimiento templa al alma y al espíritu, Job continúa quejándose, algo que enerva a Yahvé que le reprende personalmente. 
Terminada la prueba, Job ha probado su fidelidad a Dios y, a pesar de todo lo ocurrido, sale triunfante por lo que le es restituida su anterior felicidad, excepto la vida de sus hijos fallecidos (se dice que murió a los 140 años). Se cree que el autor del relato fue el mismísimo Moisés que conoció a Job durante su huida del Bajo Egipto.


Debido a su bondad, paciencia, fidelidad a Dios y legado, Job para la tradición judía es un tzadiq o todo ser justo, que obra con Justicia y solo procede como es debido. Por su parte, para los católicos, Job es considerado santo, tomándolo como modelo de santidad, siendo festejado el 10 de Mayo. 

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