viernes, 19 de agosto de 2016

La sin par Helena

Decían que era la mujer más hermosa del mundo conocido. Considerada como hija del mismísimo Zeus, sólo una mujer de tal belleza podría generar una confrontación extraordinariamente brutal como la guerra de Troya. Merced a la decisión de París sobre qué Diosa era la más hermosa (véase el juicio de París y la manzana de la discordia), este se enamoró perdidamente de la mujer más bella que no era otra que Helena, que era esposa de Menelao de Esparta.


Los mitógrafos no se ponen de acuerdo si Helena consintió irse con París o fue un rapto en toda regla y cuál fue el recibimiento de los troyanos hacía la mujer que definitivamente los llevaría a una guerra con los aqueos (palabra utilizada por Homero para referirse a la conjunción de los diferentes pueblos que conformarían Grecia) fomentada eso si por los atridas (hijos de Atreo) el ofendido Menelao y su hermano Agamenón. 

Rapto de Helena

Sin embargo, Helena, a pesar de su vital importancia, aparece muy poco en "La Iliada" homerica, haciéndose especial hincapié en la cólera de Aquiles hacía Agamenón, que terminó con la caída de Patroclo a manos de Héctor y la muerte de éste por mediación del mencionado Aquiles, el de los pies ligeros.

Helena y París

Una vez que casi estaba terminando la guerra, con la entrada de los aqueos en Troya con el famoso caballo de madera, Menelao la perdonó cuando la vio desnuda. Habían pasado 10 años desde el comienzo de la guerra.


Menelao y Helena volverían a Esparta donde ejercieron su reinado tal y como nos cuenta el gran Homero en "La Odisea" cuando Telemaco va a la ciudad a preguntarle a los Reyes si tienen noticias del paradero de su padre, el ingenioso Odiseo.


No obstante, las diferentes versiones de Helena y el mito mismo hacen muy difícil seguirle el rastro (se le supone descendencia con Menelao, París e incluso Aquiles) a un personaje que (aquí no hay diferencia entre historia) destacaba por su hermosura.


Helena, divinizada por los antiguos, es el perfecto símbolo de belleza en la antigüedad, aparte de ser causa y motivo de una de las guerras mitológicas más grandiosas y muchas veces inmortalizada en el arte. 

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