domingo, 16 de octubre de 2016

El cine de Oro mexicano

Méjico fue durante mucho tiempo un país acogedor de aquellos españoles que tristemente tuvieron que exiliarse por razones políticas con la instauración de la dictadura franquista (se estiman que llegaron entre 20,000 y 25,000 refugiados españoles entre 1939 y 1942), régimen que por otra parte nunca fue reconocido por dicho país. Curiosamente, durante aquella época en España tuvieron un grandisimo exito el cine mejicano. Los españoles pudieron ver con admiración a sus estrellas, disfrutando de sus magníficos guiones. 


Esta era una época en la que los Estados Unidos estaba muy pendiente de películas patrioticas, demostándose parte de la insustria por razones de la Segunda Guerra Mundial, yéndose varías de sus estrellas y cineastas al frente. Ahí es donde entrá el cine mejicano que a finales de los 30 inauguró una época esplendorosa en la que sería conocido como la Época de oro del cine mexicano. Antes de eso, ya habían habido actores que hicieron sus pinitos dentro del cine hollywoodiense tales como Ramón Novarro, que interpretó magistralmente a Judah Ben-Hur en 1925, o el cantante y actor José Mojica, que después se haría fraile. 

Jorge Negrete, el charro cantor

Sin embargo, sería a finales de los 30 y principios de los 40 cuando Méjico se dedicó a producir películas comerciales de gran calidad que abarcaban tanto los melodramas como la comedia, pasando por el musical (artistas como Jorge Negrete utilizaban películas para la promoción de sus canciones tales como "¡Ay Jalisco, no te Rajes!" y "Si Adelita se fuera con Otro"), el cine negro, el terror e incluso el cine religioso enfocado en Jesús de Nazaret (cuyas reposiciones eran en España durante la Semana Santa). Así surgieron varias compañías productoras en el país como Filmex, Films Mundiales, Posa Films, Rodríguez Hermanos y la asociación de Bustillo Oro y Grovas. 

El recordado Cantinflas

El ambiente cultural fue tal que comenzaron a surgir grandes estrellas, destacando entre los hombres grandes de la interpretación y la música como Jorge Negrete, Pedro Infante, Pedro Armendáriz y el Rey de la comedia Mario Moreno "Cantinflas". Al igual que en los Estados Unidos, en el cine mejicano existió también lo que podríamos definir el "Culto a la Diva" o, lo que es lo mismo, la veneración de figuras femeninas que alcanzaron el nivel de mitos del celuloide con mujeres del calibre de la gran María Félix (un caso paradigmatico dada su deslumbrante belleza física y fuerte personalidad, dominando los roles de "mujer fatal" en las películas mejicanas tal y como lo hacían las estrellas del cine estadounidense), Dolores del Río, Katy Jurado y Silvia Pinal. 

La bellisima María Félix

No era de extrañar que dada la calidad interpretativa de las grandes figuras mejicanas, éstas hicieran las maletas bucando el triunfo exterior, algo que en muchos casos consiguieron con desigual resultado. Dolores del Rio y Katy Jurado triunfaron en Hollywood (De hecho, Katy fue la primera actriz latinoamericana nominada a un Premio Óscar de la Academia, como Mejor Actriz de Reparto por su papel en "Solo ante el Peligro"), Cantinflas probó suerte con la oscarizada "La Vuelta al Mundo en Ochenta Días" (con David Niven y Shirley MacLaine), llegando a obtener un Globo de Oro, María Félix actuó en Argentina, España, Francia e Italia y a España irían entre otros Jorge Negrete (acuerdense de "Jalisco canta en Sevilla" con una jovencisima Carmen Sevilla), Silvia Pinal con "Viridiana" y Arturo de Córdova con la impresionante obra de cine negro "Los Peces Rojos". 

La gran Dolores del Río

Fruto de el gran exito del cine mejicano fue creada  en 1946 la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas, la cual insituyo el Premio Ariel en reconocimiento de los profesionales de la industria cinematográfica mexicana, incluyendo directores, intérpretes, técnicos y productores. 

"El Martir del Calvario"

Tradiconalmente se dice que esta época de esplendor del cine mejicano duró hasta finales de los años 50 debido no sólo al cine estadounidense, que se había recuperado con gran notoriedad, sino al empuje del cine europeo, especialmente el frances con la Nouvelle Vagué, el sueco con Ingmar Bergman y el japones con Akira Kurosawa. 

Katy Jurado

Aparte de que las técnicas cinematográficas cambiaban y algunos interpretes desgraciadamente desaparecían (Jorge Negrete y Pedro Infante fallecieron en 1953 y 1957 respectivamente), el cine mejicano se había estancado por líos burocráticos de toda indole y sindicales. La producción se concentraba en pocas manos, y la posibilidad de ver surgir a nuevos cineastas era casi imposible, debido a las dificultades impuestas por la sección de directores del Sindicato de Trabajadores de la Producción Cinematográfica. Desgraciadamente 1957 y 1958 desaparecerían Tepeyac, Clasa Films y Azteca. 


A pesar del tiempo y de los años, esta época grandiosa dentro del cine mejicano aún maravilla y es digna de tener tenida en cuenta dada la gran hornada de directores y actores que se dieron a conocer, muchos de los cuales son considerados auténticos iconos tanto en Méjico como los países hispanos.

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