sábado, 24 de diciembre de 2016

Deucalión y Pirra

Hasta la mitología griega tiene una historia relacionada con algún diluvio. Se cuenta que Zeus, Rey de los Dioses, quiso acabar con la raza humana de la edad de bronce debido a sus crímenes y maldades de todo tipo. Para ello haría caer un diluvio sobre la tierra.


Fue entonces cuando el titán Prometeo, reconocido como protector de la raza humana, le dijo a su hijo Deucalión que construyese una embarcación, en la que dispusiera todo lo necesario y de esta forma sobrevivir al terrible castigo de Zeus. Se embarcó con su esposa Pirra, la cual era hija de Epimeteo y Pandora (la misma de la tristemente famosa caja), y, tras nueve días con sus otras tantas noches navegando, el diluvio finalizó parando la pareja en tierra firme, decidiendo Deucalión consultar al oráculo de Delfos, el cual estaba asistido por Temis, sobre una cuestión primordial: ¿Cómo repoblamos la tierra? 


El oráculo le dijo que arrojase los huesos de su madre por encima de su hombro. Tanto Deucalión como Pirra comprendieron que la madre a la que le habían hecho referencia era Gea, la madre de todos los seres vivientes (a la que comunmente se conoce como la madre tierra), y que los mencionados huesos no eran otra cosa que las rocas. De esta forma, esposo y esposa tiraron piedras por encima de sus hombros, convirtiendose éstas en personas, transformándose las de Pirra en mujeres y las de Deucalión en hombres.

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