sábado, 11 de febrero de 2017

¡Atrapados en la cabina!

Imáginense que un ciudadano normal que va a hacer una llamada normal y se queda atrapado en una cabina sin poder escapar y sin que nadie le pueda ayudar. Pues así es como empieza una de las cintas más recordadas y reconocidas de la historia del cine español. Un ciudadano normal interpretado por José Luis López Vázquez que incomprensiblemente queda atrapado sin poder hacer nada. 


Pero las cosas pasan a otro nivel, Los misteriosos operarios de la compañía telefónica, los cuales habían instalado la cabina ese mismo día se lo llevan hacía un destino desconocido. En el trayecto, el prisionero va dándose cuenta de que está indefenso, no puede escapar a su atroz destino que nos es otra que la muerte en medio de ese cubículo. 


La cabina representa una época crucial en la historia de España, una época de cambios en la ficción y la forma de rodar. Dirigida por Antonio Mercero y guionizada por él y por aquel entonces un desconocido llamado José Luis Garcí, la cabina rodada para la televisión fue producida en una época en la que el franquismo vivía anclado en sus antiguos valores, sin ningún asomo al exterior, donde los aires de libertad se respiraban desde hace mucho tiempo en la vieja Europa. El franquismo era la última dictadura de entreguerras. 


Puede tener muchas interpretaciones, aunque tanto Mercero como Garcí siempre que se les preguntaba decían que su idea era mostrarnos una historia que combinara tanto el terror como la ciencia ficción con un malicioso toque kafkiano de algo que sería imposible en la vida real (surrealismo); auténtico terror psicológico. Sin embargo, a nadie se le escapa que la interpretación antifranquista esta ahí. 


La cabina, ese pequeño espacio del que no hay escapatoria, representaría al régimen, mientras José Luis López Vázquez representa a la población ansiosa por salir y que, sin embargo, no puede a pesar de los continuos intentos no sólo por parte de ellos, sino de los que están fuera. ¿Y qué pasa con el teléfono? pues resulta que no tiene línea y que López Vázquez no puede hablar a través del cristal, lo que podría representar el silencio impuesto por el propio régimen. El hombre no puede hacer nada ante la desesperación y sus pataleos y de los intentos de los que están en el exterior.


La cabina, que ganó un Emmy como mejor programa de ficción, aparte de un Fotograma de Plata a José Luis López Vázquez, es una de las grandes producciones de la ficción española. Todo un ejemplo de como se debe contar una historia.

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