martes, 7 de febrero de 2017

En el nombre de Yahveh

Yahvé es uno de los nombres con que se designa a Dios en el Antiguo Testamento o la Torah para los judíos. La palabra etimoligcamente proviene del Tetragramáton hebreo YHVH, el cual se encuentra compuesto por cuatro consonantes hebraicas (iod, hei, vav, hei).
 
 
Su origen vendría del Éxodo, cuando Moisés interroga a Dios sobre quién es. La transcripción de la respuesta en hebreo es el mencionado YHVH, que se traduce como "Yo soy el que soy" (Éxodo, 3: 14). De esta forma, Yahveh (o sus ascepciones ahweh, Yahvé, Yah y Yavé) es el nombre que Dios se da a sí mismo; su nombre sagrado.


La idea de que ese Dios se autodenomine como "Yo soy el que soy", estaría relacionada con la evidente necesidad de acabar con el politeismo y la idolatria. Cabe resaltar que el pueblo judío siempre había caído en el paganismo, adorando a otros dioses por influencia de los pueblos vecinos. Se dice que la gran mayoría de escritos sagrados fueron redactados durante el cautiverio de Babilonia, ya que era necesario crear una conciencia nacional en torno a un Dios único, Yahvé, que todo lo mueve y todo lo hace, librándose de la tradición oral.
Lo curioso es que hoy en día se hace dificil saber cuál era la pronunciación del nombre, que era Sagrado hasta el punto de que uno de los 10 Mandamientos dice "No tomaras el nombre Dios en vano", manteniendo un respeto a la misma esencia de Dios Yahvé, aparte de prohibir abusar del nombre de Dios, utilizarlo para blasfemar o jurar en falso. 


Después cabría preguntarse si es valido decir Jehová tal y como hacen las traducciones de Biblias evangelicas (Las católicas utilizan Yahvé). Los eruditos dicen que Yahvé se considera la pronunciación más próxima a la original, mientras que Jehová vendría a ser una combinación entre las vocales de Adonay (denominación antigua que daban también los judíos a Dios), y las consonantes de YHVH.

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