miércoles, 23 de agosto de 2017

La lucha de un asesino

Si los políticos y autoridades de los años 20 y 30 del Siglo XX no sabían qué iba a ser Hitler y el régimen de terror que iba a implantar en Alemania y el deseo de una guerra abierta contra otras Naciones, hay dos opciones: no saben leer o son tontos. Y es que ese psicópata ya había no sólo hablado de sus pretensiones asesinas e imperialistas, sino que había escrito sobre ello.


Efectivamente. En la prisión de Lansberg, durante el año de 1924, tras haber sido condenado a cinco años por el fallido golpe de Múnich, comenzó a escribir un libro en el que dejaría clara sus tesis no sólo ideológicas, sino sus pretensiones de gobernar Alemania, así como de establecer un Reich que durara 1000 años. Tras recibir visitas de amigos todos los días, recibiendo además un trato preferencial, se ponía manos a la obra. En el texto deja claro su odio a los judíos, a los que acusa de todos los males de Alemania, utilizando los falsos protocolos de los Sabios de Sión. Su profundo racismo de carácter patológico hacía los judíos a los que considera una raza inferior es digno de mención dado lo que pasaría después.


Por supuesto, su desprecio hacía el comunismo (el otro mal del mundo junto al judaísmo) es evidente hasta el punto que explica el motivo por el que decide invadir la URSS. Sus ideas expansionistas se basan en un profundo desprecio hacía los demás seres, exaltando al pueblo alemán como superiores frente a los demás (los arios). Para llegar a todo eso (fruto de sus desvarios), utilizó para el inicio de su obra un tono autobiográfico desde su niñez hasta la Gran Guerra, que para él la perdieron debido a los judíos, los cuales habían destrozado al país, ya que se habían "metido" dentro de la industría y la política alemana.
Hitler se presenta como el Übermensch, el Superhombre del "Así hablo Zaratustra" de Nietzche en el que una persona es capaz de generar su propio sistema de valores, identificando como bueno todo lo que venga de él, de su voluntad de poder. 


"Mein Kampf" ("Mi Lucha" en alemán) fue un superventas en su época y era obligado que todo ario fuese instruido en la escuela, siguiendo los postulados de dicho libro en la propia escuela. Gran parte del "lavado cerebral" al que se sometió al pueblo alemán se le debe a este infame escrito (era norma habitual regalar a una pareja de recién casados un ejemplar del mismo). Actualmente la sola impresión de este libro es considerada un delito, que conlleva penas de cárcel.

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