martes, 14 de noviembre de 2017

Leopoldo O'Donnell, militar y político

Lepoldo O'Donnell tiene el mérito de haber sido hasta la fecha el único Presidente del Consejo de Ministros natural de Tenerife. Don Leopoldo concretamente era de Santa Cruz de Tenerife (chicharrero, por lo tanto) y como habrán adivinado era de origen irlandes (como muchos, seguramente su familia se fue de las Islas Británicas, huyendo de la persecusión religiosa a los católicos), siendo de una familia de militares al servicio de la Monarquía española desde el siglo XVIII. 


Participó en defensa de la causa isabelina durante la Primera Guerra Carlista, destacandose por su valentía y dandose la paradoja de que sus hermanos conbatían por la causa carlista. En una época, donde la diferencía entre las armas y la política no existía, don Leopoldo, perteneciente al ala moderada de Narvaez (contrarios al progresismo de Espartero, que llegó a ser Regente de España), participó en política (ya era Conde de Lucena), interviniendo en la fallida sublevación de Diego de León  y en la conspiración de militares moderados que acabaron con la Regencia de Espartero en 1843. Tras esto, Narváez le nombró Capitán General de Cuba (entre 1844-48), Senador vitalicio y Director General de Infantería.


Ocupó las carteras de la Guerra, de Marina, de Ultramar y de Estado, aunque su labor destacada la tendríamos como Presidente del Consejo de Ministros. Su origen lo tenemos cuando encabezó un golpe de Estado que, secundado por movimientos revolucionarios populares progresistas, dio paso a un bienio de hegemonía política, integrandose el propio O'Donnell como Ministro de la Guerra en un gobierno paradojicamente presidido por Espartero al que haría caer, sustituyendole como Jefe del Gobierno, volviendo a la Constitución moderada de 1845 (la cual presentaba un Acta Adicional que reflejaba la voluntad unionista de conservar algunas conquistas del liberalismo avanzado). La Unión Liberal de O'Donnell tenía la vocación de situarse entre progresistas y moderados en una especie de centro político muy alejado del carácter moderado inicial de O'Donnell. 

Batalla de Tetuán

Tuvo lugar la alternancia entre los unionistas de O'Donnell y los moderados de su antiguo socio Narvaez. En esa época, llegó un cierto auge económico a la vieja España, que permitió la llegada entre otras cosas del ferrocarril. En cuanto a la política exterior se pusieron las bases para la expansión colonial de África en una guerra que hizo que se le reconociera a España las posesiones españolas de Ceuta y Melilla, además de adquirir el enclave de Ifni en lo que sería considerado el Marruecos español.
O'Donnell quiso apuntalar el Trono de Isabel II, rechazando el intento de desembarco carlista en San Carlos de la Rápita, tratando de reincorporar a los progresistas al sistema político, algo que no consiguió, reprimiendo los conatos revolucionarios de 1866 liderados por Juan Prim. Gobernó hasta Marzo de 1863, cuando por presiones del Partido Moderado presentó su dimisión, siendo sustituido por el marqués de Miraflores. O'Donnell falleció en Biarritz, Francía, sin ver como los unionistas se aliaban con progresista para preparar la Revolución conocida como "La Gloriosa" que finalmente destronó a Isabel II en 1868. Era el fin de toda una época, que, sin embargo, no acabó con los problemas de España a nivel institucional y social, pero esa es otra historia.

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